17 noviembre 2008

Descolapsando en el metro

He estado con exceso de carga de trabajo (las razones de mi sobrecarga serán reflexionadas en otra ocasión). Y luego de encontrarme esta mañana sin espacio en la cocina para preparar el desayuno (por el desorden) y sin platos limpios para servir al menos cereales, no di más.

Pedí prestado el auto para ir hasta el metro y deshecha en lágrimas evalué seriamente desviarme a Integramédica y pedir una licencia por stress, la cual estoy segura me darían extendida a la primera.

Pero eso no resuelve el problema, porque quienes trabajamos independiente, no tenemos a quién presentarle la licencia (menos a esta altura del semestre académico!!); y si no trabajo, no se paga; y sin sueldo, ¿cómo cancelo la consulta del médico que me extendería la licencia?

Como estaba manejando consideré que no era prudente llamar por teléfono (para pedir ayuda emocional de alguien). Seguí y pasé frente al Parque del Recuerdo. Nueva idea: detenerme ahí (no tengo ninguna intención de morirme, por si a caso). El parque es muy lindo y la naturaleza es ideal para calmar las tribulaciones (además que pasa piola llorar a mares ahí). Hasta aquí muy buena idea, la de reconfortarme con el trinar de los pájaros y el aleteo de las mariposas.

Pero esta opción tenía una cierta componente psicopática...: ¿y las clases?

Logré entonces "salirme de mí misma" y pensar en los alumnos. Hoy tienen sus presentaciones finales de práctica, también deben haber trasnochado el fin de semana para llegar bien preparados hoy: ¡no puedo dejarlos botados!

Pensar en los otros me permitió abrirme también a Él Otro. Dios está en todas partes. No necesito celular ni manos libres para pedir ayuda. "Padre, ayúdame a tener energía para que los alumnos tengan a la profesora que se merecen". No es pedir por que "yo pueda estar bien en el trabajo". Es pedir para ellos.

Hay muchos quienes piensan que los milagros no existen. Yo también, porque en realidad creo que es más bien ciencia.

No obstante, llego a la estación Los Héroes -porque esto lo escribo en mi libretita en el metro- y por alto parlante se despiden con amabilidad deseándonos un buen día. Y sonrío.

Y pienso que si no estuviera escribiendo esto (ya subiendo las escaleras), quizá no me habría dado cuenta. Ignacio tiene razón, escribir y compartir, libera.

Tengan fe, que es un negocio que vale la pena!

T.


P.S.: Por supuesto sigo con stress porque no he tomado licencia, pero hoy ha sido un buen día :-)

3 comentarios:

Ignacio Fernández Reyes dijo...

Notable. Concebirse en servicio a otros (tus alumnos) hace emerger una energía transpersonal que llena y muchas veces inunda, es luminosa, tiene un cierto poder sanador, hace que los hombros vayan hacia atrás, la respiración sea profunda, la cabeza se levante, la conciencia se amplíe y, la mayoría de las veces, la sonrisa se tome nuestra cara. Es la energía de la vida, el florecimiento.

Esos chips de energía en parte alivian los chips estresados y mantienen el impulso vital.

Comparto que los milagros no existen. Es energía calificada concientemente, en alto estado de vibración, dirigida por el deseo constructivo y que determina la manifestación en acción. Los mecanismos: sentimiento positivo, calificación conciente, atención, visualización y sostener la positividad hasta la manifestación. Así opera la perfección.....cuentan quienes lo han logrado.

Un abrazo Tanja y ¡vamos que se puede!

Gracias por escribir.

Tanja dijo...

Jeje, genial la descripción que haces del proceso hasta la sonrisa, porque justo así fue!

Lo casi increíble (por que sí lo creo) son las sutiles y explícitas manifestaciones de apoyo que he recibido entre ayer y hoy... Si hoy hasta me regalaron (unos alumnos) un llavero de pelota amarilla con cara sonriente, de esos que se aprrrrrietan en caso de tensión :-) Me dijeron que era porque reflejaba mi alegría y yo manifesté lo oportuno del obsequio!!! (ya ha sido apretado)

Con respecto al como explicas el milagro, el Reiki por ejemplo, opera así. Y los resultados parecen milagrosos :-) Y es fácil, porque toda esta manifestación en acción la hace la "energía superior" y uno sólo la canaliza...

Ha sido interesante el proceso de estos dos días. Sigo aprendiendo y avanzando a pesar de los tropiezos... :-)

Raimundo C. dijo...

Hermoso.

Si tuvieramos una masa crítica de personas que pudiéramos vivir para entregarnos a otros, estoy seguro que éste sería un lugar maravilloso para vivir.

No estoy de acuerdo, eso si, con lo que tú e Ignacio plantean de los milagros.
Yo sí creo que existen. Un milagro es contar con la capacidad de sonreir a pesar de todo. Un milagro es que existan personas que puedan pensar en otros, incluso en los peores momentos.

Como dice Tony Meléndez, cuando veo una mano levantarse, eso es un milagro.

Depende de cómo queramos explicarnos la vida...y cuando veo una sonrisa en un momento en que todo parece estar mal, para mi eso es un milagro.

Un abrazo y mucha fuerza!
Raimundo